PREVENCIÓN, CUÁNDO EMPEZAR?

Conviene que el concepto de prevención se adquiera desde temprano. En la primerísima infancia. No es suficiente con evitar que el niño se acerque a los enchufes. Educar para la prevención incluye:
Que los padres no crucen con el semáforo en rojo o por la mitad de la cuadra, que se pongan el cinturón de seguridad y respeten las reglas de tránsito al manejar.
Que los padres se respeten entre si. Si un niño ve que un padre no respeta al otro, ¿cómo podrían ser respetados por el éste?
Que los padres realicen su chequeo médico periódico, acudan prontamente al médico ante una anomalía, no se automediquen y que eviten que el niño los vea en condiciones deplorables.
Que los padres cuiden su alimentación y lo que trasmiten acerca de ella a los niños.
Que los padres hagan una vida activa y saludable donde el niño se incluya naturalmente en ella.
Por último, que los padres midan riesgos y eviten descontroles perjudiciales. Son datos que el niño registrará. Recordar siempre que el niño aprende más de la observación de los adultos y menos por sus discursos.
Para llegar a tal condición educativa, es necesario un cambio de hábitos personal y de conjunto. Esta propuesta exige en los adultos una toma de posición respecto a qué calidad se busca al ejercer la paternidad y maternidad.
Cambiar los hábitos es la tarea más difícil pero también una de las más meritorias.

Prevenir es cuidar_se

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